13/04/2017/EL PAÍS
Coloquialmente se la conoce como «la madre de todas las bombas». Estados Unidos lanzó este jueves sobre Afganistán el mayor artefacto no nuclear que posee, un explosivo que estuvo desarrollando durante la guerra de Irak pero que no había utilizado hasta ahora, según avanzaron fuentes de la cadena televisiva CNN y confirmó el Pentágono.
Donald Trump transmitió un mensaje mixto durante su campaña electoral: combinaba la promesa de embarcar al país en más conflictos externos del imprescindibles mientras con bravuconadas militares. A poco de cumplirse los 100 primeros días de su presidencia, en el mandatario republicano se está imponiendo su yo militar.
La bomba lanza este jueves, una GBU-43, fue lanzada a las 19.32, hora local, sobre una red de túneles del ISIS-K (las siglas que se refieren a la facción afgana del Estado Islámico) en el distrito de Achin, provincia de Nangarhar.
El proyectil, de 10 toneladas de peso, se llama técnicamente Explosivo Aéreo de Ordenanza Masiva, cuyas siglas en inglés, MOAB, equivalen a las del apelativo Madre de Todas las Bombas en el mismo idioma, y de ahí el macabro apodo. A los pocos minutos de confirmar la operación, el departamento de Defensa difundió una fotografía de la ya famosa bomba, un proyectil color naranja de enormes dimensiones.
“El ataque fue diseñado para minimizar el riesgo de las fuerzas americanas y afganas que llevan a cabo operaciones de limpieza en la zona mientras que maximiza la destrucción de instalaciones y combatientes del ISIS”, explicó el Pentágono.
Trump dio todas las indicaciones de que su presidencia daría un giro proteccionista en comercio y aislacionista en política exterior, poniendo, como repitió hasta la saciedad, los intereses de América en primer lugar.
Pero también dejó muy claro desde el principio que la doctrina de Trump es que no hay doctrina. Si el ataque químico del que culpa al Gobierno sirio le llevó a lanzar, contra pronóstico, el primer ataque directo contra el régimen, ahora ha sorprendido con el uso de esta potente bomba.
El empresario neoyorquino ha impulsado el mayor rearme de EE UU en una década, con una subida del presupuesto militar de más de 50.0000 millones de dólares, y no se ha ahorrado palabras gruesas a la hora de hablar de su lucha contra el el terrorismo yihadista. “El ISIS está ganando grandes cantidades de dinero por el petróleo que se llevan, tiene algo en Siria y algo en Irak, los voy a machacar a bombas”, enfatizó a los pocos días de ganar las elecciones, cuando le cuestionaron que carecía de un plan para luchar contra el Estados Islámico.
Había prometido que lanzaría un plan para derrotar al ISIS en sus primeros 30 días de Gobierno. De momento, cerca de los 100, ha empezado a probar todo lo que da de su armamento. Sin entrar en el arsenal nuclear, esta es la bomba más potente de la que dispone Estados Unidos.
También ha torogado al Pentágono más margen de maniobra para ejecutar operaciones sin el visto bueno de la Casa Blanca y ha permitido que la CIA y el Ejército del aire, vuelvan a usar drones contra objetivos terroristas. “A medida que están incrementando las bajas en el ISIS-K, están usando IED [bombas de fabricación casera], búnkeres y túneles para fortalecer su defensa», señaló el general John W. Nicholson, comandante de las Fuerzas Estadounidenses en Afganistán.
«Esta es la munición adecuada para reducir estos obstáculos y mantener el ímpetu de nuestra ofensiva contra el ISIS», añadió. El Pentágono señaló que se habían tomado «todas las precauciones» para evitar las víctimas civiles en esta acción militar sin precedentes, aunque no hay aún datos sobre el resultado del lanzamiento de esta bomba. El jueves había informado de que 18 milicianos kurdos muerieron por error en un ataque aéreo lanzado por las fuerzas de la coalición en Siria, el tercer fallo de este tipo en un mes.
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