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«Una puerta al infierno»: el gigantesco cráter de Siberia que sigue creciendo y revela cómo era la Tierra hace 200.000 años

01/03/2017/

Algunos pobladores locales prefieren evitarlo y lo llaman «una puerta al infierno».

Pero los científicos aseguran que se trata de una ventana única al pasado, un registro detallado de 200.000 años de historia de la Tierra.

Como un gigante que comienza a mostrar lentamente su cabeza, el cráter Batagaika ha venido emergiendo en forma dramática del terreno en Siberia.

El cráter va quedando al descubierto con el derretimiento del hielo en el suelo permanentemente congelado(permafrost o permahielo) de esta región.

Actualmente el Batgaika tiene un kilómetro de ancho y 85 metros de profundidad.

 La pared del cráter ha crecido un promedio de 10 metros al año. Pero en años de mayor temperatura el incremento ha sido de hasta 30 metros, según un estudio de Frank Gunther y colegas del Instituto Alfred Wegener en Potsdam, Alemania, que han monitoreado el sitio por satélite durante una década.     

El cráter representa una rara ocasión de mirar al mismo tiempo al pasado, al presente y al futuro.

Las capas de sedimento expuestas revelan cómo fue el clima en la región durante 200.000 años. Restos de árboles, polen y animales revelan que antiguamente la zona fue un bosque denso.

Este registro geológico puede ayudar a comprender cómo será en el futuro la adaptación de la región al calentamiento global.

Y al mismo tiempo, la aceleración del crecimiento del cráter es un indicador inmediato del creciente impacto del cambio climático en el permafrost.

Desforestación

El proceso que llevó a la exposición del cráter se inició en la década del 60, según Julian Murton, profesor de Ciencia del Permafrost en la Universidad de Sussex en Inglaterra.

La rápida desforestación en la zona implicó que en los meses de verano el terreno dejó de estar protegido por la sombra de los árboles.    

Los rayos del sol calentaron el terreno y el proceso se aceleró ante la falta de transpiración vegetal, que habría disminuido la temperatura del suelo.

«Esta combinación de menos sombra y transpiración llevó a un calentamiento de la superficie», explicó Murton a la BBC.

Con el derretimiento del permafrost podríamos en el futuro no sólo otros cráteres, sino también cuencas y lagos.

Para el profesor de Universidad de Sussex, «a medida que el hielo se derrita a nuevas profundidades podríamos ver el surgimiento de paisajes nuevos».

Reconstrucción histórica

Los científicos aún trabajan en el análisis de sedimentos y en la cronología exacta que está revelando el cráter.

«Queremos saber si el cambio climático durante la última Edad del Hielo estuvo caracterizado por una gran variabilidad, con períodos intercalados de calentamiento y enfriamiento», afirmó Murton.

 Y esto es importante porque la historia climática de gran parte de Siberia es aún un misterio.

Reconstruyendo los cambios ambientales del pasado los científicos esperan predecir cambios similares en el futuro.

Hace 125.000 años, por ejemplo, tuvo lugar un período interglacial, con una temperatura varios grados superior a la actual.

«Si podemos entender cómo fue entonces el ecosistema esto puede ayudarnos a comprender cómo se adaptará la región al actual calentamiento del clima«, afirmó Murton.

«El calentamiento acelera el calentamiento»

Aprender las lecciones que pueda ofrecer el cráter Batagaika es crucial, especialmente debido a los mecanismos que aceleran el calentamiento en zonas de permafrost.

A medida que se derrite este permahielo, más y más carbono es expuesto a microbios.

Estos microbios consumen carbón y producen no sólo dióxido de carbono sino metano, un potente gas de invernadero.

El metano atrapa 72 veces más calor que el dióxido de carbono en un período de 20 años.

Los gases liberados por microbios a la atmósfera aceleran aún más el calentamiento.

«Es lo que llamamos un feedback positivo«, le explicó Gunther a la BBC.

«El calentamiento acelera el calentamiento y en el futuro podríamos ver más estructuras como el cráter de Batgaika».

«No hay ninguna obra de ingeniería que pueda detener el desarrollo de estos cráteres».

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