08/05/2016/Panorama/LR
Entre seis meses y hasta dos años podría ser el lapso de tiempo que necesitaría el embalse del Guri para recuperar su cota óptima de 271 metros sobre el nivel del mar (msnm). Factores como el aporte de de los ríos que alimentan la represa, la hidrología, los eventos climáticos, además del uso de la central hidroeléctrica Simón Bolívar, son claves para superar la actual crisis eléctrica.
Los últimos datos reflejan que la cota se ubica en 241,57 metros y está a 1,57 metros de la “zona de colapso”. El fenómeno climático de El Niño y el peor período de sequía en la historia del país le han pasado una fuerte “factura” al embalse —con un área de 4.690 km2— que hoy luce como un “desierto”. Incluso, al bajar la cantidad de agua (que se traduce en energía) esto disminuye la de las 20 unidades generadoras que existen en la central hidroeléctrica.
Un ingeniero hidráulico de la central Simón Bolívar, informó a PANORAMA, en calidad de anonimato, que “en 2010 se pasó por un período de sequía que llevó el nivel de 261 msnm (en enero) a un mínimo de 248 msnm en mayo. En junio empezó un fuerte período de lluvias y ya en noviembre la cota había subido a más de 271 metros. Pero en 2016, es algo complejo predecir cómo será la recuperación del embalse (…) por la inestabilidad del clima. Podría darse un fenómeno rápido si llega La Niña (fenómeno climático caracterizado por abundantes precipitaciones) o un proceso lento de hasta dos años —en el peor de los casos— para que llegue nuevamente a un nivel óptimo”.
Explicó que “un elemento fundamental en el proceso de recuperación es el aporte hidrológico de los ríos que alimentan el embalse. Hoy, por la sequía, está entrando muy poca agua. ¿Qué es lo ideal? un caudal que aporte entre 10.000 y 14.000 metros cúbicos por segundo (m3/seg, una unidad utilizada para medir el flujo del agua), esto permitiría un turbinado promedio (en las unidades de la central) de unos 4.600 metros cúbicos m3/seg. Lo más idóneo es que la entrada de agua sea mucho mayor que el turbinado para que exista un balance”.
Las últimas declaraciones del ministro para la Energía Eléctrica, (M/G) Luis Motta Domínguez, en abril pasado, reseñaron que la superficie del embalse con agua del Guri bajó de 4.690 km2 a un mínimo de 2.800 km2. Aseguró que el turbinado se encontraba entre “3.000 y 4.000 m3/seg”. “Es necesario que el pueblo sepa que un centímetro que baja el embalse representa 47 mil millones de litros de agua” manifestó.
Miguel Lara, experto en materia de electricidad y exgerente general en la Oficina de Operación de Sistemas Interconectados (Opsis), aseguró a este rotativo que “la hidrología y el uso que se le dé al embalse son las variables que deciden hasta que cota se recuperará (el Guri) una vez transcurra la época de lluvias. No es el Niño (fenómeno climático) quien toma por sorpresa al SEN, es el abuso del embalse lo que lo deja vulnerable para la época seca”.
Lara puntualizó que la capacidad de generación térmica operativa —datos extraoficiales revelan que apenas el 40% está disponible— en el país serviría de gran ayuda cuando la fuerte sequía afecta el nivel del embalse y, por tanto la operatividad de la central hidroeléctrica Simón Bolívar. Explicó que de “tener la generación térmica necesaria” se podría ajustar “la producción de Guri al valor de diseño para hidrologia desfavorables y asi soportaría tres años desfavorables seguidos sin ningún problema”.
“Con tan baja generación térmica disponible no se puede usar el embalse apostando a que la hidrología sea siempre favorable ya que en lo que sea desfavorable solo puedes bajar la producción hidroeléctrica con racionamiento como ha ocurrido”, apuntó.
En esto también coincidió el experto en sistemas eléctricos, Daniel Castillo. “En los próximos meses pueden darse lluvias muy abundantes y en seis meses la cota sube hasta los 271 msnm, pero en 2017 se vuelve a registrar una fuerte sequía y nada garantiza que se toque otra vez los 241 msnm. Acá lo que se tiene que hacer es un buen uso del embalse y repotenciar el parque termoeléctrico. Se tiene que llegar a un punto en que los megavatios de las ‘termos’ puedan suplir la energía que genera el Guri si este sistema llegara a fallar por distintas razones”.
El mes pasado, el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inameh) previó que las temporadas de lluvias comenzarán en la segunda quincena de mayo, fecha en la que se espera que comience a declinar completamente los efectos de El Niño. “Los modelos indican que para mayo ya deberían comenzarse a establecer, retardíamente, la temporada de lluvia. Ellas se van a ir gradualmente incrementando. Ya para junio y julio deberíamos tener buenas precipitaciones”, detalló, en esa oportunidad, el presidente del organismo, José Gregorio Sottolano.
Sólo un período largo de precipitaciones y el aumento del caudal del río Caroní ayudaría a sacar del “foso” el nivel del embalse del Guri y que ya tocó, hace una semana, es el más bajo en toda su historia: 241,50 msnm.
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