25/01/2017/Notitarde
El pasado 4 de octubre cinco operativos simultáneos contra la trata de personas en la capital panameña destaparon la lata del sombrío ecosistema de sábanas mojadas cuyos efluvios hoy bañan a jovencitas valencianas.
En el operativo “Esmeralda” la Fiscalía contra el Crimen Organizado de la ciudad del Canal buscaba a una red de venezolanos y venezolanas vinculadas con la explotación sexual de personas, considerado éste como delito de lesa humanidad.
El fenómeno de la invasión de prostitutas a gran escala mantiene también ocupados a los medios de comunicación del istmo. Hace algunas temporadas frente a los reproches en las redes sociales, una sólida la empresa de telefonía celular tuvo que desmentir una satírica campaña publicitaria que vinculaba a chicas venezolanas y colombianas con el negocio de las mujeres “prepago”.
La venezolana Angélica Elena Hansen López, logró huir, pero después funcionarios de Interpol la detuvieron en una residencia del estado Zulia. Luego una joven oriunda del Cabriales concedió una entrevista bajo la condición de anonimato a un periódico panameño. Allí la estudiante universitaria reveló que la alta competencia en la capital carabobeña la condujo a explorar un nuevo mercado que ahora le permite obtener divisas por ser una dama de compañía.
La rivalidad por hacerse un lugar en la industria del sexo se observa enla profusión de páginas web donde las chicas ofrecen los más variados servicios en Valencia. Ellas sólo trabajan con depósitos transferencias bancarias de algunas entidades financieras. Por ello se les conoce como prepago.
La extensa oferta de encuentros calientes las ha llevado a realizar promociones especiales como el novedoso dos por uno. Otras aceptan cestatickets con masajes anti estrés incluido.
“Para triunfar en este mundo hay que hablar bien y vestirse bien”, confesó la meretriz valenciana. No obstante, el sombrío mundo del “puticlub” les exige además de talento y audacia, una dosis de atributos y bendiciones que les haya otorgado la naturaleza. Mas no hay imperfecciones que el bisturí no pueda reparar.
Ex funcionarios de las policías locales también han encontrado un lugar en el negocio. Los policías retirados se encargan de velar por la integridad de las más cotizadas sexoservidoras cuando acuden las citas programadas. También custodian a los managers de las chicas, conocidos además como proxenetas o “chulos”.
Los ex policías consideran complejo mensurar el fenómeno de la esclavitud sexual, pues en se ha extendido de manera exponencial en los últimos años. Valoran a la Gran Valencia como una ciudad santuario donde un segmento trabaja en los clásicos lupanares, otras ejercen el oficio de manera independiente y promocionan sus servicios en páginas web. Unas más tecnológicas ofertan su catálogo de habilidades en las redes sociales, aunque el grueso de la población prepago ha sido reclutada por empresas dedicadas a la subasta de un portafolio de damas escort. Una vez en el negocio se despojan de tabúes y hasta de sus verdaderos nombres.
El comercio de jineteras se ha extendido a otros municipios cercanos. Hace algunos días la Policía Municipal de Guacara rescató a siete mujeres, entre ellas dos adolescentes, que se eran explotadas en un centro clandestino de prostitución.
El director de la Policía de San Joaquín, Antonio López, señaló que en su municipio la trata de personas es combatida a través de la denuncia de las comunidades.
Sin embargo, admitió la complejidad para enfrentar a las organizaciones delictivas, pues suelen captar a sus víctimas mediante ofertas de empleo. López dijo que la situación económica hace que algunas jóvenes acepten viajar, pero una vez allá se percatan de otra realidad.
“Tenemos que atacar ese delito en una sociedad que cada día se quebranta más”, dijo el jefe policial.
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