18/01/2017/2001/AJV
Aunque en varias ocasiones se había negado a la remota posibilidad de irse definitivamente de Venezuela, con los acontecimientos de los últimos tiempos -como el asesinato de Arnaldo Albornoz- Norkys Batista se ha planteado una y otra vez “abandonar el barco”, e irse del país.
“Vivo todos los días de mi vida pensando en irme”, expresa la actriz y modelo, que ha sido ejemplo de superación, pues de chamita vivió “en una casita de bahareque”, en el barrio El Ciprés, de la parroquia Macarao.
“Soy la voz de la gran mayoría del pueblo… grito el miedo de todos los venezolanos y a pesar de que tengo ganas de trabajar y luchar por tener un mejor país, vivo con paranoia de salir a la calle. De día es una locura y de noche es una pesadilla, porque no hay Guardia (Nacional), no hay policías, no hay justicia ni quien te cuide”, asegura.
Incluso, su hijo Sebastián le ha pedido dejar atrás la zozobra de la inseguridad y escasez que, según comenta, se vive. “Me dice que ni siquiera quiere estudiar aquí”, confiesa la primera finalista en el Miss Venezuela 1999.
Sin embargo, irse va más allá de decirlo. “No soy millonaria, no tengo dinero para iniciar una vida en el extranjero. Trabajo para poder vivir y cada vez hay menos opciones; antes se hacían seis telenovelas y ahora se hace una sola al año”.
Agrega que tienen a su familia en esta tierra, y desprenderse de ellos es muy difícil.
Mientras tanto, se encuentra en pleno estreno de Reina pepiada, “una radiografía de lo que ocurre en el país”. Fue escrita por Román Chalbaud en 1996 y para esta propuesta “no se le ha cambiado ni una línea”.
Se desarrolla en los años ochenta, “entre protestas, enchufados, oportunistas y el Congreso. Creo que mi personaje (Reina) es Venezuela, una mujer trabajadora, luchadora y echada pa’ lante, que se vino a la capital buscando un mejor futuro. Aquí se encuentra con chulos, mentirosos, hombres aprovechados y mucho de lo que hay hoy día”.
Su familia es disfuncional, vive con su madre, y su hijo es malandro. Su marido es un vividor y ella tiene la autoestima tan baja que no puede vivir sin un hombre en su cama. “Pero, a pesar de todas las dificultades, ella sigue adelante”, remata.
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