12/01/2016/Actualidad RT/AJV
Esta acción, tan habitual y aparentemente tan inofensiva, puede causar procesos dañinos en el organismo humano como intoxicaciones, y la culpable en la mayoría de los casos es la campylobacteria, una bacteria que, según la Agencia de Estándares Alimentarios de Reino Unido (FSA), está presente en el 65% de los pollos en venta en el país.
¿Cuántas veces hemos sido incapaces de terminarnos toda la que habíamos preparado y hemos guardado en la nevera lo que nos ha sobrado?
Los especialistas señalan que una sola dosis de este microorganismo, que es extremadamente pequeño en comparación con otras bacterias, puede provocar síntomas como vómitos, diarrea y dolor estomacal, y la clave para evitar su en el organismo es el calor al que deben someterse los antes del consumo.
Sin embargo, si bien en el caso de la cocción el elevado calor puede matar la campylobacteria, durante el proceso de recalentamiento de alimentos ya cocinados las temperaturas menos altas a las que se somete la comida convierten los alimentos en una incubadora perfecta para estos bichos, puesto que las microondas calientan algunas partes peor que otras. Por esto la FSA recomienda calentar la comida una sola vez y antes de servirla sacarla del microondas, removerla y volver a calentarla hasta que el contenido alcance un mínimo de 60ºC.
De acuerdo con la FSA, los alimentos peligrosos para recalentar son todos los tipos de carne (ya sea como componente único o como uno de los ingredientes del plato) salsas cremosas o de leche, pescado y mariscos, arroz y pasta, huevos, frutos secos y otros alimentos ricos en proteína.
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