13/02/2016/Batanga/PS
Si algo existe, lo encontrarás en , aunque se trate de la más delirante que podamos imaginar. En una ciudad superpoblada, de neones, y demasiado dinamismo para permitirse entablar lazos emocionales con facilidad, un decidió erigir un negocio basado en la premisa de pagar por dormir junto a una mujer que te preste afecto y atención, aunque las caricias conlleven pagos extras. Bienvenido a los curiosos cuddle bars de Japón.
No, nos referimos a un telefilme melodramático del domingo por la tarde, sino a la premisa de uno de los negocios más singulares (y van. . .) de la ciudad de Tokyo, metrópolis que en 2012 acogió su primer cuddle café, más conocido como Soineya (o tienda para dormir juntos), un establecimiento situado en el distrito electrónico de Akihabara en el que los visitantes pagan por acurrucarse junto a una joven durante veinte minutos; la gran paradoja de una sociedad en la que prima la falta de afecto o compañía tras una dura jornada de trabajo en la jungla de asfalto.
Permanecer junto a una joven durante 20 minutos cuesta 3000 yenes (unos 23 dólares), aunque las tarifas varían dependiendo de la duración y los «complementos». Por ejemplo, 40 minutos cuesta 5000 yenes (38 euros), aunque quienes visitan la tienda por primera vez paguen 3000, mientras que el máximo, 10 horas, puede costar hasta 50 mil yenes (o 386 euros).
Además del tiempo, existen varios «extras» que incluyen desde dormir en el brazo de la chica durante 3 minutos (1000 yenes) hasta la tarifa más cara, de 2000 yenes, por masajear los pies de la joven o permitir que ésta duerma en el regazo del cliente.
Si, por algún motivo, decides elegir tú mismo a la chica cuando llegas al Soineya y rechazas a la que te han asignado, lo cual recibe el nombre de Shimei-ryo, debes pagar 1500 yenes por hora.
Las jóvenes empleadas hablan de todo aquello que el visitante quiera, sonríen, se dejan manejar en base a la cantidad invertida y, por raro que parezca, no aceptan propuestas sexuales, un placer negado en este santuario del afecto en el que, según las fuentes, las japonesas que trabajan pueden cobrar hasta 27 euros por hora siempre que no superen los cuarenta años de edad.
Si, en tu caso, prefieres las caricias de un gatito, déjate caer por uno de los famosos cat cafés de Japón.
La existencia de los cuddle cafés es una idea que puede aterrorizar a quienes crean que se trata de la versión soft de un prostíbulo. No obstante, debemos reconocer que en el mundo actual, y más aún en las grandes ciudades, la vida parece fluir de un modo mucho más dinámico, rutinario y, también, solitario. Quizá demasiado.
¿Iremos todos a dormir junto a jovenes occidentales en unos años?
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