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El infierno en la Tierra: una semana en la prisión más peligrosa del mundo

04/01/2016/pixabay.com

Los delincuentes más crueles de Honduras son encerrados en la cárcel de Danlí, un lugar sobrepoblado de criminales y ratas.

El periodista Paul Connolly se introdujo en la peligrosa cárcel de Danlí para grabar un documental. Durante una semana vivió en carne propia la violencia de los códigos internos de uno de los sitios más temerarios del planeta, donde fue protegido por ‘El Padrino’, publicó el diario ‘The Sun’.

Desde el ingreso a la prisión, ubicada en el departamento hondureño de El Paraíso, el reportero fue observado por cientos de ojos. Su traductor y exsoldado se negó a acompañarlo, por lo que Connolly y su equipo quedaron solos junto a los presos, bajo la única protección de los ‘coordinadores’, un grupo de violadores, asesinos, traficantes de drogas que caminan libremente y que cumplen la función de reforzar las reglas internas.

«Tras una semana entre asesinos, violadores, ratas y todo tipo de delincuentes, Connolly abandonó el penal con una gran sensación de alivio»

«Los prisioneros están en una mejor posición para saber sobre problemas o cosas a las que no tenemos acceso, como un plan secreto», explicó el subdirector del penal, de apellido Vallejo.

Construida para alojar a 400 reclusos Danlí tiene un total de 700 internos, con solo 12 guardias encargados de patrullar el perímetro. Allí la tensión está latente, en medio de una tregua acordada tras un trágico motín. «Siempre esperas que algo ocurra. Disturbios, muertes, peleas por el hacinamiento», agregó Vallejo.

Honduras es uno de los lugares con mayor tasa de crímenes en el mundo. Por mes, son asesinadas cerca de 400 personas, precisó el rotativo.

Mientras tanto, la seguridad de Connolly quedó a cargo de Neri Calero, interno conocido como ‘El Padrino’. «Todos los que tienen porras son parte de la seguridad y también son internos. Tienes que respetarlos. Si te dicen que hagas algo, tienes que hacerlo», le explicó, a la vez que le aclaró que si alguien quiere lastimarlo, ellos lo protegerán. Salvo las tres comidas diarias, en Danlí todo cuesta dinero. Y cuando el dinero cambia de manos, un porcentaje va a manos de Calero.

En tanto, en la celda 27 están alojados los condenados por abuso sexual a menores y violadores, quienes se hallan aislados por su propia seguridad. «Cada día es una bomba de tiempo», aseguró el interno Byron.

Tras una semana entre asesinos, violadores, ratas y todo tipo de delincuentes, Connolly abandonó el penal con una «gran sensación de alivio» por no haber sufrido «ni un rasguño», agradecido por la seguridad que brindaron los guardias que patrullaron el perímetro y a la bondad de Calero, el asesino que lo protegió.

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