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La tensión política de Venezuela acapara la cumbre Iberoamericana

29/10/2016/EL PAÍS

Venezuela no parecía buscar el protagonismo que sin embargo tiene en cada foro internacional donde hay países latinoamericanos. El Gobierno venezolano había dado un perfil bajo a su delegación, encabezada por el viceministro de América Latina y El Caribe, Alexander Gabriel Yánez. La ausencia inicial del presidente, Nicolás Maduro, se unía a la del argentino Mauricio Macri, que se pierde la que sería su primera cumbre iberoamericana. A última hora de la mañana, la SEGIB confirmó que Maduro llegará este sábado a Cartagena. Su presencia augura que la crisis de Venezuela monopolizará el debate entre los jefes de Estado.

Hasta el viernes, la situación de Venezuela no se encontraba entre la decena de resoluciones que los mandatarios y los respectivos cancilleres tratarían durante la jornada de este sábado, según aseguró la secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan. Sí se espera una nueva declaración contra el embargo de Cuba y el respaldo al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, para que logre un nuevo acuerdo de paz con las FARC. Sin embargo, nadie duda de que Venezuela estará muy presente en el encuentro, sobre todo durante la hora en la que los presidentes se encierren, como acostumbran, a puerta cerrada. “Trataremos los temas más relevantes de la región, espero que también los del país vecino, Venezuela”, aseguró nada más aterrizar el presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski. “Este espacio no puede dejar de pronunciarse sobre la situación de un país hermano”, añadió el canciller de Guatemala, próximo país en presidir la cumbre, Carlos Raúl Morales.

Donde sí parece haber bastante consenso para meter presión a Venezuela es en Mercosur. Y ahí es donde empezó a calentarse la cumbre. El jefe de la diplomacia de Paraguay, Eladio Loizaga, anunció que sus homólogos de Mercosur –Uruguay, Argentina y Brasil- se reunirían en Cartagena para tratar la suspensión de Venezuela del organismo de integración regional. Después de meses de tensión, los cuatro países fundadores asumieron en septiembre la presidencia conjunta del bloque, que le correspondía a Venezuela. Y ahora quieren suspender a este país aplicando la cláusula democrática. El único que se resistía era Uruguay y ya parece convencido de que no hay otra solución. El encuentro fue confirmado por fuentes de las Cancillerías de Brasil y de Argentina. El anuncio de la cita hizo que Venezuela saltara. En términos muy duros, hizo un comunicado en el que insistía en que la presidencia de Mercosur le corresponde a ellos, no reconocen ninguna cita que no convoquen y aseguraba que el encuentro “ocurriría al margen de la legalidad y sus consecuencias serían nulas e írritas”.

Esta misma semana los ministros de Exteriores de 12 gobiernos de América Latina – Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay- firmaron un nuevo comunicado en el que insistieron en que tanto el Gobierno como la oposición deberán sentarse a negociar una salida a la “aguda polarización” y celebraron la intervención del Papa Francisco ante Maduro. «Damos la más enfática bienvenida al acompañamiento por parte del Vaticano de tal modo a dar una mayor agilidad, con sentido de urgencia, a las gestiones para buscar, con el Gobierno y la oposición, soluciones efectivas y duraderas para el pueblo venezolano», aseguraba el documento.

Venezuela ya no cuenta con el respaldo en la región del que gozaba en la época dorada del fallecido presidente Hugo Chávez, con el que nacieron otros organismos de integración como Unasur, ALBA o Celac. Sin embargo, Caracas ha conseguido evitar una condena unánime de la región, pese a la situación crítica social y política que asola al país desde hace años. La ambigüedad de Argentina desde la llegada de Macri al poder y la necesidad de Colombia de contar con el respaldo de Maduro para llevar a buen puerto el proceso de paz con las FARC han forzado que Venezuela se garantice que dos de las potencias latinoamericanas no terminen por decantarse contra el Gobierno de Maduro y aboguen por una salida negociada a la crisis.

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