26/09/2024/The New York Times
SEGÚN UN NUEVO INFORME, EL 13 POR CIENTO DE LOS CÁNCERES ESTÁN RELACIONADOS CON BACTERIAS O VIRUS. LAS VACUNAS Y LOS TRATAMIENTOS OFRECEN UNA POTENTE PROTECCIÓN.
La mayoría de los casos de cáncer de estómago están causados por bacterias. La mayoría de los cánceres de cuello de útero, así como algunos cánceres genitales y orales, están causados por un virus. Y ciertas infecciones virales crónicas pueden provocar cáncer de hígado.
Según un nuevo informe publicado el miércoles por la Asociación Estadounidense para la Investigación del Cáncer, se calcula que este tipo de infecciones son responsables del 13 por ciento de todos los casos de cáncer en el mundo. Pero saber qué infecciones pueden derivar en cáncer significa que los científicos también tienen una buena idea de cómo evitar que lleguen tan lejos: existen vacunas y medicamentos eficaces para prevenir y tratar estas infecciones, y pueden detectarse precozmente mediante cribado.
Michael Pignone, catedrático de medicina de la Escuela de Medicina de Duke y miembro del comité directivo que supervisó el informe, dijo que los progresos realizados en la prevención y el tratamiento de estas cuatro infecciones, entre otras que pueden causar cáncer, eran una de las razones para destacarlas. Ahora estamos cerca de “convertir en enfermedades raras lo que antes habrían sido algunos cánceres comunes”, dijo.
Virus del papiloma humano
Existen más de 200 tipos del virus del papiloma humano, entre ellos una decena que aumentan significativamente el riesgo de cáncer cervical, genital y oral.
La mayoría de las personas infectadas por el VPH lo eliminan por sí solas. Pero alrededor del 10 por ciento de las mujeres con infección por VPH en el cuello uterino desarrollarán una infección persistente por un tipo de alto riesgo. Esto puede hacer que las células se reproduzcan rápidamente e inactiven las proteínas que suprimen los tumores, dijo Denise Galloway, directora científica del Centro de Investigación Integrada de Tumores Malignos Asociados a Patógenos del Centro Oncológico Fred Hutch de Washington.
La mayoría de las personas sexualmente activas se infectarán con el virus del papiloma humano al menos una vez en su vida. El uso del preservativo puede proteger frente a la infección por VPH, aunque no totalmente. La vacunación ofrece la mayor protección.
“Si se vacuna a quien es joven, el riesgo se reduce a cero”, dijo Galloway.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades recomiendan dos o tres dosis de la vacuna contra el VPH a partir de los 11 o 12 años y hasta los 26 años. Algunos adultos mayores también pueden optar por vacunarse.
Pero las investigaciones han demostrado que muchos jóvenes que cumplen los requisitos para vacunarse no lo han hecho.
“Aumentar las tasas de vacunación es la estrategia más importante a largo plazo”, dijo Pignone. La detección temprana también es esencial para tratar las anomalías celulares causadas por el VPH antes de que se conviertan en cáncer. Los médicos pueden detectar una infección por VPH mediante un frotis vaginal o cervical. Muchas personas se hacen la prueba del VPH al mismo tiempo que la citología vaginal.
Hepatitis B y C
Según dijo Sunyoung Lee, oncólogo gastrointestinal del MD Anderson Cancer Center de Texas, estos virus provocan cáncer principalmente porque causan inflamación en las células hepáticas. La inflamación crónica provoca una acumulación de tejido cicatricial en el hígado, denominada cirrosis, que es un importante factor de riesgo de cáncer. En ciertos casos, la hepatitis B también puede causar directamente cáncer al alterar las células sanas del hígado, dijo Lee.
Tanto la hepatitis B como la C pueden transmitirse por contacto con sangre, semen u otros fluidos corporales. En Estados Unidos, la hepatitis C es más frecuente entre los consumidores de drogas intravenosas que comparten agujas contaminadas.
La hepatitis B suele transmitirse de madre a hijo. El virus es más común en Asia oriental —China, Japón, Corea del Sur y Vietnam— y entre pacientes asiáticos en Estados Unidos que se infectaron a través de sus madres al nacer, dijo Lee.
Los médicos pueden detectar ambas infecciones con análisis de sangre.
Existe una vacuna muy eficaz contra la hepatitis B, y desde 1991 se recomienda vacunar a los niños contra el virus. Los adultos de hasta 60 años y los de cualquier edad que presenten determinados factores de riesgo deben someterse a las pruebas de detección y vacunarse si aún no lo han hecho.
No hay vacuna contra la hepatitis C, pero no compartir agujas es la mejor forma de prevenir el riesgo de infección.
Los medicamentos antivirales pueden curar la hepatitis C, dijo Lee. Pero a menudo los pacientes permanecen sin tratamiento durante años, bien porque no se dan cuenta de que su infección es grave y requiere tratamiento, bien porque pierden el contacto con el sistema de salud.
Lee siempre pregunta a los pacientes cuándo se les diagnosticó la hepatitis, dijo. Algunos le dicen que hace 20 años. Esa exposición prolongada puede dañar el hígado y aumentar el riesgo de cáncer hepático.
La hepatitis B puede ser desde una infección aguda leve hasta una infección crónica. Estas infecciones persistentes requieren tratamiento, incluso con medicamentos antivirales y, en algunos casos, interferón, una proteína que ayuda al sistema inmunitario a combatir las infecciones.
Dado que la hepatitis B suele transmitirse de madre a hijo, las mujeres embarazadas deben someterse a las pruebas, dijo Lee.
H. pylori
Las infecciones por H. pylori son muy frecuentes: aproximadamente la mitad de la población mundial es portadora de la bacteria. Pero solo entre el 1 y el 3 por ciento de ellos desarrollarán cáncer. Los científicos no están completamente seguros de por qué ocurre esto, ni de cómo la bacteria causa realmente el cáncer, dijo Nina Salama, vicepresidenta sénior de educación del Centro Oncológico Fred Hutch, quien ha estudiado el H. pylori.
La bacteria se encuentra en la saliva, la placa dental y las heces. Según dijo Salama, las infecciones suelen producirse en la infancia a través de contactos familiares estrechos o en viviendas hacinadas, y la mayoría de las personas son asintomáticas.
La infección produce inflamación crónica en el revestimiento del estómago, lo que favorece el cáncer, dijo Salama; las bacterias también introducen proteínas tóxicas en las células que pueden causar mutaciones. La cepa de la bacteria y la genética de la persona también pueden influir.
La mejor forma de prevenir el contagio en las familias es evitar, en la medida de lo posible, compartir utensilios de comida, vasos y cepillos de dientes, dijo Salama. Lavarse bien las manos con agua y jabón durante al menos 20 segundos antes de preparar la comida o comer, así como después de ir al baño, eliminará el virus.
Salama señaló que en Estados Unidos no se realizan pruebas rutinarias de detección del cáncer gástrico. Pero las personas con úlceras de estómago, dolor de estómago o heces sanguinolentas deben someterse a pruebas de detección de la bacteria.
Los médicos tratan las infecciones por H. pylori con antibióticos y también suelen recetar fármacos que reducen el ácido y protegen el revestimiento del estómago, dijo.
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